Ahora vivo con un gato que se llama Aureliano, Maracuyá y a veces le digo "hijito". Es bonito, amarillo y con rayas. Le doy carne y pollo en las mañanas, a la noche le traigo la sopa que era de mi almuerzo. Araña la alfombra, pero no me importa porque está vieja. Me araña los pantalones y un poco a mí. Ya tengo cicatrices blancas en las manos, son delgaditas, casi no se ven.
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